La historia de Ricardo Jaime es la de una persona que usó su poder para vivir mucho mejor de lo que le permitía su salario de 10 mil pesos como secretario de Transporte. La Justicia estimó que tanto él, como su círculo familiar y de negocios, consiguieron 12 millones de pesos en bienes que no pudieron justificar según sus ingresos. Jaime tiene más de veinte expedientes abiertos en la Justicia Federal en los que se investigan cómo manejó la secretaría de Transporte durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Lo procesaron dos veces porque empresarios a los que debía controlar le hacían más agradable la vida. Uno de ellos, Claudio Cirigliano -quien explota trenes y colectivos-, le pagó viajes en taxis aéreos que el ex funcionario hizo para descansar y alejarse de las fatigosas presiones de su cargo. Otro empresario, Néstor Otero -dueño de la Terminal de Ómnibus de Retiro-, le pagó el alquiler de su departamento en la avenida del Libertador al 600.
Cerca de fin de año Jaime tendrá que presentarse a declarar frente al juez Norberto Oyarbide porque el fiscal Carlos Rívolo considera que se ha enriquecido ilícitamente durante los años que fue funcionario y manejó miles de millones de pesos en subsidios al transporte.
La Justicia estimó que tanto él, como su círculo familiar y de negocios, consiguieron 12 millones de pesos en bienes que no pudieron justificar según sus ingresos
Un yate, una avión de cuatro millones de dólares, una casa en un country en Córdoba, una casa en Carlos Paz, un hotel en esa misma ciudad, autos, una casa de fin de semana en un barrio cerrado de San Isidro. Esos son algunos de los bienes de los que Jaime disfrutó y que la Justicia sospecha que fueron adquiridos con fondos obtenidos ilegalmente. Buena parte de la estructura de negocios que se hacían en las sombras de la Secretaría de Transporte salieron a la luz cuando se divulgó el contenido de los cientos de e-mails que intentó -y no pudo- borrar de sus computadoras Manuel Vázquez, testaferro y ex asesor de Jaime.
En esas computadoras había pistas de cuentas en el exterior, de compras de autos, de escrituras de departamentos, de aviones, de todos y cada uno de los negocios que se hicieron al tiempo que Jaime repartía millones de pesos en subsidios.
El libro El ReKaudador describe cómo era la maquinaria de facturación de la consultora que Vázquez manejaba al mismo tiempo que asesoraba a Jaime. En sus páginas están listadas las empresas del transporte y de la construcción que contribuyeron a la felicidad de Jaime. Porque cuando hay funcionarios corruptos del otro lado del escritorio hay empresarios dispuestos a maximizar ganancias a toda costa. El libro revela documentos y e-mails que reafirman la sospecha que tiene la Justicia: que Jaime -un hombre que gozaba de la confianza de Néstor Kirchner- no vivía de su salario. Y que se hizo rico durante los seis años en los que tomó todas las decisiones importantes sobre el transporte en la Argentina..
0 comentarios:
Publicar un comentario