“¡Doctor, no me rete, resulta que tengo trabajo, soy el pintor del narco del barrio!,

El desentendimiento

Por María Herminia Grande

Argentina tuvo su tiempo en donde la admiración pasaba por aquél que era un señor. El país hacía un culto del esfuerzo, el sacrificio y del logro.

Días atrás, el médico a cargo de un dispensario ubicado en la zona oeste, me narró una anécdota que a continuación contaré, la cual me hizo reflexionar sobre las evoluciones y las involuciones en nuestra querida Argentina. El buen profesional mandó a llamar a un paciente que hacía tiempo no veía, preocupado por su salud. Al recriminarle la ausencia, el paciente le contó entusiasmado: “¡Doctor, no me rete, resulta que tengo trabajo, soy el pintor del narco del barrio!, ya le pinté su casa, la de la mamá y ahora me va a dar dos más…”. 

Me quedé pensando en cómo hemos ido cambiando de metas los argentinos y fundamentalmente por qué. En una etapa ese paciente pintor hubiese mostrado su orgullo de trabajar para el maestro del barrio, o el juez del barrio, o el comisario del barrio, o el doctor del barrio.

¿Qué nos pasó a los argentinos y especialmente qué le pasa a la política para haberse desentendido a través de los años de sus ciudadanos? Para que el señor pintor aludido naturalice sin distingos al narco del barrio, no sólo pasó mucho tiempo sino hubo muchas ausencias. Y como bien dice la ley física, el lugar que no ocupa un cuerpo lo ocupa otro. Argentina tuvo su tiempo en donde la admiración pasaba por aquél que era un señor, ¿qué se entendía por un señor?: un hombre o una mujer de bien, aquella persona en quien se podía confiar. 

Pertenezco a una generación en la cual mi padre llegó a comprar un auto o un tractor para el campo sólo con la palabra, sin firmar documentos. Una época en la cual además de respetar y en todo caso refractar la honorabilidad, también Argentina hacía un culto del esfuerzo, el sacrificio y del logro.

Estudiar y obtener un título era un tema de familia. Tener un hijo graduado era un logro familiar. A partir de allí comenzaba la independencia real del flamante profesional. Argentina respetaba y honraba al trabajador. La cultura del trabajo perteneció al ADN del argentino. Tener un techo formó parte de las aspiraciones y las concreciones de cualquier joven trabajador. El peronismo le dio un carácter de mayor felicidad a un pueblo que supo por primera vez de vacaciones, de remuneraciones acordes a la tarea realizada. Se fomentaron los oficios y con ellos el desenvolvimiento de ese ciudadano ante la vida. 

Todo oficio tuvo la dignidad del reconocimiento. ¿En qué momento cambiamos el concepto de mi hijo el doctor por el de mi hijo el narco? Tal vez, en el mismo momento en el que se nos ocurrió solucionar el problema de la pobreza, la exclusión, la marginalidad con mendigantes planes sociales. Seguramente todo comenzó cuando la corrupción fue más fuerte que la educación recibida y los valores aprehendidos. 

Tal vez, en ese mismo momento se firmaba el indisimulable ascenso ininterrumpido de la brecha separadora entre los que más tienen y los que menos tienen. Cuando los Fonavi dejaron de ser viviendas dignas a pesar de pagarse fortuna por ellos. Cuando los asfaltos de nuestras rutas se resquebrajan a poco de ser inauguradas, porque el espesor no coincide con el cotizado y cobrado. Cuando aceptamos la desnutrición como un hecho natural y no como la máxima evidencia de nuestro fracaso político.

La Iglesia alzó la voz para que los responsables de las conducciones políticas entiendan que no se puede dilatar más la respuesta a la urgencia de la muerte cotidiana.

En esta Argentina el lunes reasumirá sus funciones la presidenta de la Nación. Lamentablemente no hay expectativas con respecto a que, ya con la presidenta en funciones aparezca un plan de gobierno que enfrente los daños que las malas políticas aplicadas vienen generando. La inflación, la desinversión, la vertiginosa caída de las reservas del Banco Central, el nuevo pedido de paritarias para los trabajadores sindicalizados. Son los mismos temas de siempre pero “engordados” y que el gobierno no ha resuelto. 

Exprofesamente dejo de lado el tema de la inseguridad y la narcocriminalidad, en el convencimiento absoluto que esto necesita sí y solo sí, de la convergencia real de todos los sectores políticos e institucionales, para el reconocimiento de la profundidad que el mismo tiene; de las propuestas para encararlo y la unanimidad de criterio para aplicar luego lo que se decida. En este capítulo cualquier esfuerzo aislado sólo pone en evidencia la debilidad de todas las partes, y sirve pura y exclusivamente para aumentar el número de muertos en las estadísticas.

Política en Santa Fe

El Senado deberá decidir si trata y si acepta el Presupuesto 2014 enviado por el Poder Ejecutivo. Si convalida el aumento impositivo bajo el traje de “actualización inflacionaria”. En Diputados, el bloque mayoritario está estudiando importantes recortes a lo propuesto por el Ejecutivo. A propósito de la reforma de la Constitución propuesta por el gobernador Bonfatti, consultados diputados del justicialismo no estarían de acuerdo en su tratamiento. Esta semana un grupo de senadores PJ conversó con Sergio Massa. Sobre este último tema el posible candidato a presidente, fue contundente con su opinión negativa sobre la oportunidad de la reforma mencionada.