Soy Felipe Solá, tengo 58 años y pertenezco a la generación que se formo en todo sentido antes de que el mundo cambiara y entrara a una carrera tecnológica de enorme aceleración que modifica constantemente la vida de las personas. Todas mis ideas, no mis convicciones, han debido ser revisadas a raíz de esto, y trato de hacerlo sabiendo que solo podré ayudar en política si pienso lo que digo, pero también si digo lo que pienso.
Hice toda mi educación en la escuela pública, fui al famoso y querido Colegio Nacional de Buenos Aires y me recibí de ingeniero agrónomo en la UBA. Trabajé como docente (y creo que fue algo que me salió bien), en mi propia facultad.
Al principio fui administrador de campos, después fui consultor en problemas de la comercialización agropecuaria en diferentes lugares de Latinoamérica. Me forme trabajando en los años '80 como investigador en temas de política agraria con grandes maestros del tema y eso me sirvió enormemente para saltar a la función pública.
Creo que nada de lo que comento hubiera servido si no me hubiera atraído lo político desde adolescente. Yo siempre pensé que estar politizado, tener posiciones activas y discutir las cosas públicas era una condición fundamental para entender todo. Por supuesto, eso no es del todo cierto, porque uno puede llegar a olvidarse de uno mismo y tapar con el afuera los problemas del adentro. Pero yo concibo la vida como algo extraordinario y único, que debe ser vivida con una misión personal, aunque a veces no pueda ser definida con exactitud. Estamos para ser, primero que todo, y para servir a los demás, después.
Me siento privilegiado por los hijos que tuve, aunque debí tener más. Estuve siempre acompañado por mujeres que trabajaron a la par mía con enorme solidaridad conmigo y estoy convencido de que las mujeres son mejores en casi todo que nosotros los hombres. Son ellas las que más ayudaran a cambiar las miserias de este mundo porque no aflojan cuando sus compañeros se caen, son más valientes y tienen mucho menos ego.
Mi paso por la función publica fue tremendamente duro e intenso y creo que supe claramente lo que quería en la cuestión del agro y logre mucho. Se produjo una revolución en la agricultura que se preparo mientras fui Secretario del área.
Como Gobernador me toco bailar con la más fulera de las situaciones y si volviera a hacerlo cambiaría muchas cosas por experiencia. Pero de lo que estoy seguro es que los bonaerenses podían confiar en mí porque mi responsabilidad era total. Contra lo que a veces se cree ("hay que hacerse el bol..." le dije a CQC en 1997) antepuse los problemas a la política y no he sido el mejor ni por asomo en esto último.
Como diputado hice lo posible porque la Cámara dejara de ser una escribanía que certificaba sin discutir lo que venía del gobierno y mis posiciones de independencia en relación a la verticalidad peronista cuando el país temblaba durante la crisis del año pasado me llevaron a la oposición.
Hoy creo que el único camino a recorrer es el de la unidad nacional y el de la república perdida. Por eso estoy donde estoy, y por eso sigo laburando fuerte.
Ah, y mientras tanto, no se olviden de gozar con todo la vida porque es de verdad aunque a veces parezca un ensayo.
Felipe Solá..
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